A partir de marzo retomamos en la Casita de la Barda, en nuestra comunidad de Neuquén, con apoyo escolar. Este servicio nació durante el 2020 como acompañamiento a las familias del barrio y, al observar que muchos de ellos no sabían leer y escribir, aun estando avanzados en su escolaridad, nos propusimos acompañar esta realidad. En el inicio fue muy difícil, pero, a partir de fines de abril, se incorporó Adriana – una maestra de primaria jubilada. Ella conoce distintos métodos muy creativos para aprender a leer y escribir y muchos de ellos son en base a juegos.

De a poco, empezamos a jugar con las letras, haciendo crucigramas. Lo que antes era un miedo y una imposibilidad, se fue transformado en algo lúdico... haciendo que ganara confianza y se animaran a armar palabras. Una nena del tercer grado empezó a poquito leer y aprendió una poesía corta de memoria. ¡Que alegría! Nuestras “clases “no son aburridas, las preparamos muy prácticas – por ejemplo, en las de matemática usamos “un cajero “con que los nenes aprenden las sumas y restas por un juego dónde van al negocio, piden lo que necesitan y tienen que pensar cuanto tienen que pagar y cuánto les tienen que devolver. Sabemos que todavía tenemos un largo camino para recorrer, pero damos gracias a Dios por tantas personas que nos regala con las que podemos trabajar juntas en la misión de Dios.