Se trata de una red internacional de personas -varones y mujeres- consagradas que tienen en común su empeño por la misión de compartir su fe en todo el mundo.
Un legado que nace de los fundadores de estas familias religiosas y que reconoce que no es posible compartir la fe sin asumir un decidido compromiso con la promoción de la persona humana.
La situación social donde se desarrolla el anuncio del Evangelio está teñida de un sinnúmero de situaciones que la hacen particular y única. Entre ellas existen factores culturales y otros de índole social. En muchos casos, las situaciones sociales evidencian estructuras de injusticia y pobreza a las que debemos responder con compromiso y creatividad. En estas situaciones de pobreza viven cientos y miles de hermanos nuestros “Esta situación de extrema pobreza generalizada adquiere rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rostros sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela”.
Las actividades de los miles de misioneros y misioneras distribuidos alrededor del mundo, empeñados en cientos de apostolados, encuentran en VIVAT un ámbito para compartir sus inquietudes, prácticas y fortalecer sus actividades. Por otro lado VIVAT es una organización con representación ante las Naciones Unidas, en Nueva York, donde participa de las numerosas reuniones con líderes de 190 países, un ámbito privilegiado para la denuncia de situaciones injustas y la construcción de alternativas económicas, políticas y culturales a las realidades de injusticia y pobreza.