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Mujeres de Fe… Un camino posible.

El taller “Mujeres de Fe” del Proyecto Ser Mujer de nuestra sede del Alto de Bariloche, es un taller que se mantuvo y fue creciendo a lo largo de tres años.

En él, invocando siempre al Espíritu Santo al comenzar cada encuentro, compartimos nuestra fe desde lo cotidiano de nuestras vidas inspirándonos en distintas mujeres bíblicas. Cada encuentro en único y nos regala descubrir que, como aquellas mujeres, que en momentos difíciles o de incertidumbre se abrazaron a su fe y confianza en Dios, nosotras también somos mujeres de fe y queremos seguir creciendo en eso.

Con el inicio de la pandemia en el 2020, suspendimos los talleres del Proyecto, pero, uno de los primeros con los que se retomó en septiembre fue con el de “Mujeres de Fe”. Reconocíamos la realidad imperante de compartir nuestras vidas en esa clave de fe, mirada que nos regala descubrir otras aristas en nuestras vidas.

Este 2021 fuimos compartiendo algunos encuentros, pero, las nuevas disposiciones y realidad que nos toca vivir hoy como humanidad, hicieron que volviéramos a suspender los talleres. Pero esta vez no podíamos esperar a volver a encontrarnos… las realidades de nuestros barrios nos limitan en cuanto a lo tecnológico y nos hace imposible mantener encuentros online. Es por eso por lo que, para seguir sintiéndonos unidas en Dios Uno y Trino, decidimos comenzar a circular un cuaderno viajero de “Mujeres de Fe” junto a la imagen de María que nos representa como taller.

La fe y la espiritualidad personal son un reflejo de nuestro vínculo con Dios y cada uno es único, porque Dios en su creatividad se relaciona de forma especial e irrepetible con cada uno de nosotros y nosotras. Es por eso por lo que el compartir nuestra fe con otros y otras es una riqueza. Porque en ese compartir, compartimos un rostro de Dios que se revela de forma personal.

El objetivo de este cuaderno viajero es ese: compartir nuestra fe y dejarnos acompañar a la distancia con las vivencias de cada una.

Cecilia, Ángela, Erika, Ivana, Rocío, Mercedes, María, Graciela, Concepción, Zunilda, Violeta, Anita, Anahí, Nora, Gladys, Rosita, Yanina… cada una de ustedes es una riqueza… gracias por compartir lo más preciado de sus vidas: su vínculo con Jesús.